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Diario de un espeleólogo
En la mítica sima de las Puertas de Ilamina (Larra)
Jueves, 19 septiembre 2019, 11:26
… Son las 6.00 am. en mi moderno reloj de última generación que todo lo mide, desde la frecuencia cardiaca hasta todo tipo de funciones deportivas inimaginables. Pero le falla una muy importante, la alarma sonora. No tiene, obligándome a estar pendiente toda la noche de su pantalla LED y no dormirme a la hora prevista. Y es curioso porque en este lugar situado a -1.000 m. de profundidad en una gran cavidad pirenaica, hablar de ‘amaneceres’ es una sensación real pero muy peculiar.
Me encuentro en un vivac subterráneo junto a mis compañeros de exploración Miriam y Unai, los cuales formamos parte de uno de los grupos de trabajo que nos alternamos en la exploración de un nuevo río descubierto el año pasado en el transcurso de la anterior expedición científica.
Este nuevo afluente bautizado como río Linzola se halla en las profundidades de la mítica sima denominada BU-56 ó sima de las Puertas de Ilamina (en euskera Ilaminako Ateetako Leizea), descubierta en los años ochenta del pasado siglo y que fue objeto de deseo de numerosos colectivos de espeleología y expediciones de toda índole y nacionalidad, donde se ansiaba descender hasta sus -1.338 m de profundidad. Esta cifra, nada despreciable incluso a día de hoy, fue objeto de mención en el libro Récord Guinness de la época como la 2ª profundidad mundial.
Nuestro equipo, el segundo programado en descender a la cavidad para seis días consecutivos, vivió ayer una de las exploraciones más importantes y satisfactorias que todo espeleólogo quiere realizar alguna vez en su vida. Y no es para menos, dado el esfuerzo y tenacidad que se requieren en este tipo de actividad para lograr resultados de cierto interés. Nuestros colegas del equipo anterior nos dejaron la misión de continuar una escalada de 25 metros que remonta una imponente cascada en un ensordecedor cañón y donde una corriente heladora atenaza los músculos. ¡Y así fue!.
Tras superar este obstáculo relativamente rápido y dejarlo correctamente equipado e instalado con cuerdas, exploramos con nerviosismo y éxtasis cerca de 1,5 kilómetros del nuevo tramo del río Linzola. Unai es el primero en avanzar y nos guía remontando el espectacular cañón salpicado de pequeños saltos, cascadas y marmitas de agua. Posteriormente le siguen grandes galerías fósiles y nuevos saltos de agua hasta alcanzar una sala de considerables dimensiones, finalizando nuestra exploración por falta de medios técnicos y alucinados con la fortuna de ser los primeros en recorrer este recóndito sector de la cavidad.
De regreso al confortable vivac y con la cabeza aún en ebullición, nos asaltan los miedos ante nuestra soledad y teniendo mucho cuidado en no cometer errores que puedan comprometer nuestra seguridad. Somos como pequeñas luciérnagas avanzando por este grandioso y hostil mundo subterráneo, hasta que dos días después nos cruzamos con alegría con los miembros del nuevo equipo, que será el encargados de realizar la topografía y documentar con solvencia lo descubierto.
Y así sucesivamente se irán relevando los equipos de trabajos de profundidad. Mil nombres me vienen a la cabeza; Josu, Mikel, Txandi, Martin, Hektor, Josefo, Lin, Rubén, Esther, Unai, Pedro, Arturo, José Ignacio, Idoia y otros tantos compañeros, amigos y colaboradores que trabajan incansables tanto en la exploración de cavidades como en las innumerables labores que se requieren para poner en marcha una aventura de este calado.
… Son las 6.15 am de una mañana de agosto y me revuelvo en el confortable saco de dormir dentro de un vivac subterráneo bajo centenares de metros de roca calcárea. La temperatura ronda los 5º y la humedad es de 99%. Aviso a mis colegas ya que tenemos una larga y dura jornada de ascenso hasta alcanzar el vivac de -500 m de profundidad, desde donde saldremos un día después al exterior. El vivac de -1.000 m esta enclavado en la denominada sala Ondarreta y mientras desayunamos frugalmente, oímos a escasos metros bajo nosotros el fluir tranquilo de las aguas del río Linzola, culpable de nuestras aventuras, sueños y esperanzas.
PD: Días después y desde este lugar, se logró realizar con un equipo de profundidad una comunicación subterránea con el exterior a través un moderno aparato de transmisiones llamado ‘Nicola’. Se trata de la primera vez que se consigue una transmisión a esta profundidad en esta cavidad, siendo un hito de enorme relevancia para nuestros intereses y un objetivo obstinadamente perseguido.
El proyecto Ilamina
La Unión de Espeleólogos Vascos (UEV) organiza y promueve en colaboración con la Federación Navarra de Espeleología (FNE) desde el año 2011 ininterrumpidamente, un proyecto de reexploración de una gran cavidad como es la BU-56 así como otras cavidades relacionadas con su cuenca de captación hidrológica. La sima, de una sola boca de entrada, esta localizada en el monte Budogia, en el Macizo del karst de Larra, a caballo entre los términos municipales de Isaba (valle del Roncal, Navarra) y los valles pirenaicos de Ansó-Zuriza (Huesca).
Cuarenta años han pasado desde su descubrimiento en el verano de 1979, donde los jóvenes espeleólogos Iñaki Ortillés (Grupo Satorrak de Pamplona) y Jean François Pernette (S.C. Frontenac de Burdeos) en el transcurso de un campamento internacional de espeleología, localizaron la gruta. El periodo posterior comprendido entre los años 80 y 87 fue meteórico, realizándose la mayoría de las exploraciones de todo el conjunto, incluidas las primeras inmersiones subacuáticas en los sifones situados en el sector terminal. Los datos y la topografía realizada en ese periodo cifraban en -1.408 metros su profundidad, con 14 kilómetros de desarrollo total.
Actualmente y tras realizar una nueva topografía completa (proyecto UEV-FNE), la cavidad alcanza un desarrollo superior a los 23 km y un desnivel de -1.340 m. de profundidad. En este paraje es donde espeleólogos de diversas regiones y edades aúnamos esfuerzos para relanzar vínculos, lograr objetivos comunes y promover la actividad entre las futuras generaciones de exploradores en este espectacular paraíso kárstico llamado Larra.
Muy buen artículo y muy bonita exploración. Es loable que la UEV lleve 8 años de campañas ininterrumpidas en la BU. Felicitaciones a todos. Una única duda. En el párrafo final se cita la profundidad de -1340. En otras listas y publicaciones aparece -1410 o-1408. Es un error o se ha producido una corrección topográfica de la profundidad?. Gracias.