Durante nuestra historia, no solamente hemos colaborado de forma activa en la ejecución y con nuestro conocimiento físico del endokarst en los ensayos de expertos hidrogeólogos, sino que hemos realizados nuestros propios trazados. Salvo en muy contadas excepciones, éstos han sido cualitativos: vertimos un colorante en un punto, y esperamos a ver por dónde sale verde; a lo sumo, colocamos fluocaptores en los posibles puntos de paso y los llevamos a analizar. El resultado de nuestros hallazgos se ha limitado, por lo general, a reseñas en las memorias anuales o en publicaciones de nuestro mundillo.
Desde luego, no se puede minusvalorar esta conducta. En primer lugar, porque no se ha hecho nada más en muchos acuíferos, por lo que la única información sobre el flujo de las aguas la hemos aportado los espeleólogos. Y en segundo, porque como ya hemos dicho, de los 200 trazados recopilados, la mitad los han hecho los grupos espeleológicos.
Desde la Unión de Espeleólogos Vascos se ha realizado un esfuerzo en este sentido. Y nos hemos apoyado en el Profesor Iñaki Vadillo y en Juan Antonio Barbera, del grupo de Hidrogeología de la Universidad de Málaga, ambos expertos en hidrogeología y bregados en numerosísimos trazados en las más diversas condiciones y emplazamientos: su apoyo ha sido total. Con ellos y gracias a ellos, en el marco del proyecto de custodia del territorio de la cueva de Goikoetxe (Busturia) realizado en 2011, la UEV adquirió dos fluorímetros de campo con nombre comercial FL30, y conocidos como GGUN (ver fig. 5). Son dos laboratorios portátiles, capaces de detectar pequeñas concentraciones de trazadores colorantes fluorescentes directamente del agua que pasa por su interior.

En 2012, URA nos concedió una subvención para un proyecto que presentamos con el objeto de dotarnos del material, conocimientos, protocolos y asesoramiento necesarios para poder realizar trazados. Realizamos una jornada de formación en Gernika que impartieron nuestros amigos de Málaga. Y hemos validados nuestros primeros contactos con los aparatos en la ejecución de varios trazados.
Esto, con una correcta planificación, nos pone en condiciones de llevar a cabo ensayos multi-trazadores controlando dos puntos en continúo de forma cuantitativa, y cuantos deseemos cualitativamente (ver fig. 6). Y con ello, en unas determinadas condiciones hidrodinámicas podemos estudiar distintos subconjuntos del sistema kárstico, comprobando heterogeneidades espaciales, y obteniendo mucha información, sin enviar muestras al laboratorio ni realizar tediosas tareas de muestreo: con no demasiado esfuerzo, con los ahorros en tiempo y dinero que eso supone.
